El libro La bailarina de Auschwitz de Edith Eger (The Choice es su título original) es más que un testimonio sobre la resiliencia y la supervivencia en el Holocausto; es una obra profundamente transformadora que ofrece valiosas enseñanzas para el tratamiento psicológico del trauma. Edith Eger, psicóloga y superviviente de Auschwitz, nos guía a través de su historia personal para mostrarnos cómo el dolor puede convertirse en una fuente de crecimiento y sanación.
Desde una perspectiva terapéutica, este libro no solo aporta un relato conmovedor sobre la capacidad humana para encontrar sentido en el sufrimiento, sino que también ofrece herramientas prácticas para trabajar con personas que han atravesado experiencias traumáticas. En esta reseña, exploraremos los principales aportes del libro a la comprensión del trauma, el papel de la resiliencia y las claves que ofrece para la práctica clínica en el tratamiento de personas con heridas profundas en su historia de vida.
Una historia de trauma y resiliencia
Edith Eger tenía solo 16 años cuando fue deportada a Auschwitz junto a su familia. Allí, experimentó la brutalidad del campo de concentración, la pérdida de sus seres queridos y la constante amenaza de la muerte. Sin embargo, su historia no se detiene en la supervivencia del Holocausto; el verdadero viaje que narra el libro es el de la reconstrucción de su identidad y la superación de las secuelas emocionales de su pasado.
Desde la perspectiva de la psicoterapia, La bailarina de Auschwitz es un testimonio sobre la memoria traumática y la necesidad de integración. Como plantean autores como Pierre Janet y Van der Kolk, el trauma fragmenta la identidad y deja huellas en el cuerpo y la mente, a menudo manifestándose en síntomas de estrés postraumático, disociación y respuestas de hiperactivación o entumecimiento emocional. En el relato de Eger, podemos ver estos procesos en acción, pero también su camino hacia la recuperación, lo que convierte a su historia en una guía esperanzadora para quienes trabajan con el trauma.
El impacto del trauma y la importancia de la integración
Uno de los aspectos más interesantes del libro desde el punto de vista terapéutico es cómo Eger aborda la relación con su propia historia. Durante años, intentó evitar el peso del pasado, creyendo que el olvido era la única manera de seguir adelante. Sin embargo, como muestran los estudios en neurobiología del trauma, reprimir o evitar la memoria traumática no la borra, sino que la encapsula en el cuerpo y la mente de manera disfuncional.
Eger describe su proceso de integración como un trabajo de aceptación y transformación del sufrimiento. En este sentido, su historia se alinea con la teoría de la disociación estructural de Van der Hart y con los principios de terapias como EMDR o Somatic Experiencing. Su relato es un testimonio vivo de cómo el procesamiento del trauma requiere atravesar el dolor, en lugar de negarlo, para poder convertirlo en parte de una narrativa de crecimiento.
Otro aspecto relevante es la manera en que Eger muestra que el trauma no solo impacta a nivel individual, sino también en las relaciones y en la identidad personal. Durante gran parte de su vida, vivió con culpa, vergüenza y una sensación de indignidad que la llevaron a adoptar mecanismos de defensa como la autoexigencia extrema y la negación emocional. Estos patrones son comunes en personas con traumas tempranos o eventos de gran impacto, y reconocerlos es clave en la terapia.
La elección como herramienta de empoderamiento
Uno de los mensajes más poderosos de La bailarina de Auschwitz es la idea de que, aunque no siempre podemos controlar lo que nos sucede, sí podemos elegir cómo responder. Eger enfatiza la importancia de la libertad interna, un concepto que recuerda a las enseñanzas de Viktor Frankl en El hombre en busca de sentido. Para ella, la verdadera liberación no llegó con el final de la guerra, sino cuando logró cambiar su relación con el pasado y con sus propias emociones.
Desde la terapia cognitivo-conductual y enfoques como la terapia de aceptación y compromiso (ACT), esta idea de elección es clave para el tratamiento del trauma. La rigidez cognitiva y los patrones de evitación son barreras comunes en pacientes con trauma, y ayudarles a encontrar nuevas formas de interpretar su historia puede ser un paso crucial en su recuperación. Eger nos muestra que el cambio no radica en lo que sucedió, sino en cómo elegimos relacionarnos con ello en el presente.
El cuerpo como escenario del trauma
Otro aspecto relevante del libro es cómo Eger experimentó el trauma en su propio cuerpo. La bailarina que una vez encontró en la danza su mayor expresión de libertad, terminó atrapada en una lucha con su propia corporeidad, reflejada en una relación conflictiva con la comida y la autoimagen. Esto nos remite a la conexión entre trauma y cuerpo descrita por autores como Bessel van der Kolk y Peter Levine.
El cuerpo almacena las memorias traumáticas de manera somática, lo que explica por qué muchas personas con trauma presentan síntomas físicos como tensión muscular, trastornos digestivos o dificultades en la regulación emocional. En el caso de Eger, su proceso de sanación incluyó el reconocimiento de esta conexión y el trabajo consciente para recuperar una relación saludable con su propio cuerpo. Este enfoque es esencial en terapias que integran el trabajo somático, como la bioenergética, el focusing o el mindfulness.
Enseñanzas para la práctica clínica
Desde nuestra perspectiva, La bailarina de Auschwitz ofrece múltiples aprendizajes para el tratamiento del trauma:
1. El poder de la narrativa: La historia de Eger nos recuerda la importancia de ayudar a las personas a reconstruir una narrativa coherente y resiliente sobre su pasado.
2. La necesidad de integrar el trauma: No basta con "superarlo" o "olvidarlo"; el trabajo terapéutico implica transformar la relación con la experiencia traumática.
3. La importancia del cuerpo en la sanación: El trauma no solo se procesa cognitivamente, sino también a nivel somático. Abordar esta dimensión es esencial para una recuperación profunda.
4. La capacidad de elección: Ayudar a las personas a recuperar la sensación de control sobre sus vidas es una pieza clave en la terapia.
5. El peligro de la evitación y la disociación: Muchas personas con trauma intentan seguir adelante negando o reprimiendo el pasado, pero la verdadera sanación requiere enfrentarlo de manera segura y progresiva.
Leer La bailarina de Auschwitz es una experiencia profundamente conmovedora. No es solo un libro de memorias, sino una obra con interesantes implicaciones terapéuticas. Edith Eger nos muestra que el trauma no define a una persona, pero sí puede transformarla si se trabaja desde la aceptación, la integración y la reconstrucción del significado personal. Su historia es un testimonio de resiliencia, que ofrece una guía valiosa tanto para quienes han vivido experiencias traumáticas como para los terapeutas que acompañamos en su proceso de sanación. Es emocionante asistir a cómo, la escritura de este relato, para ella, forma parte de su propio proceso.
En el trabajo psicoterapéutico, esta obra nos recuerda que el sufrimiento humano puede convertirse en fuente de fortaleza cuando se aborda con compasión y conciencia. Y, sobre todo, nos enseña que, en última instancia, la verdadera libertad no está en lo que nos ha pasado, sino en cómo decidimos vivir con ello. The Choice. Una gran inspiración. Gracias.
Autor: Psicólogo José Álvarez