Cuando el día más esperado se vuelve aterrador
Para muchas mujeres, el embarazo y el parto son experiencias rodeadas de ilusión. Se sueña con el momento en que finalmente tendrán a su bebé en brazos. Pero no todas las historias terminan en un final feliz sin sombras. Complicaciones médicas inesperadas, partos largos y dolorosos, pérdidas de control o incluso situaciones que ponen en riesgo la vida de la madre o del bebé pueden dejar una huella psicológica profunda.
Lo que para el entorno puede parecer un “final feliz” al ver a madre e hijo sanos, para algunas mujeres se convierte en un recuerdo traumático que las persigue con pesadillas, flashbacks, hipervigilancia y ansiedad constantes. Esto es más común de lo que imaginamos: se calcula que alrededor del 12% de las mujeres desarrollan síntomas de estrés postraumático relacionados con el parto (CB-PTSS), y entre un 3% y 6% cumplen los criterios diagnósticos completos para un trastorno de estrés postraumático (TEPT).
“¿Qué me pasa? Debería estar feliz”
El TEPT tras el parto (CB-PTSD por sus siglas en inglés) con frecuencia pasa desapercibido. Las mujeres suelen decirse a sí mismas que deberían sentirse agradecidas, felices, incluso dichosas por tener a su bebé. Sin embargo, la mente no siempre responde a la lógica.
Por ejemplo, Ana, de 32 años (nombre ficticio), tuvo un parto de emergencia con cesárea tras muchas horas de sufrimiento. Aunque su hijo nació sano, cada vez que escucha un monitor cardíaco en una consulta o entra en un hospital siente un nudo en el estómago. Llora sin saber por qué y evita hablar del parto. Ana está experimentando algo que miles de mujeres viven en silencio: el trauma obstétrico.
Este tipo de traumas no solo afecta a la madre. Puede interferir en la lactancia, el vínculo temprano con el bebé, la vida en pareja y aumentar el riesgo de depresión posparto. Además, si no se trata, puede prolongarse por años.
¿Qué es el EMDR y cómo podría ayudar?
EMDR (Desensibilización y Reprocesamiento por Movimiento Ocular) es una forma de psicoterapia innovadora que inicialmente fue desarrollada para tratar veteranos de guerra con TEPT. Se basa en la idea de que los recuerdos traumáticos pueden quedar “atascados” en el cerebro sin procesar adecuadamente, generando síntomas.
Durante las sesiones de EMDR, la persona recuerda los aspectos más angustiosos del evento mientras sigue con la vista movimientos laterales rápidos guiados por el terapeuta (o recibe otros estímulos bilaterales como golpecitos o sonidos alternos). Esto facilita el reprocesamiento del recuerdo, reduciendo la carga emocional y permitiendo que el cerebro lo integre de forma saludable.
Con el tiempo, la escena traumática deja de provocar el mismo nivel de angustia y miedo. No se borra, pero se vuelve un recuerdo integrado, menos hiriente.
El estudio en Irlanda: explorando EMDR tras partos traumáticos
Con este trasfondo, un grupo de investigadores liderado por A. Doherty y colegas quiso evaluar cómo funcionaba el EMDR en mujeres que habían desarrollado síntomas postraumáticos tras el parto. El estudio, publicado en 2025 en Frontiers in Global Women’s Health, analizó la experiencia de 34 mujeres tratadas con EMDR en un hospital de maternidad urbano en Irlanda.
¿Qué midieron exactamente?
Antes de iniciar el tratamiento, evaluaron a las mujeres con el PCL-5, un cuestionario estandarizado para medir síntomas de TEPT. Un 65% cumplía criterios para un diagnóstico provisional de TEPT, lo cual no sorprende dado que eran derivadas por presentar síntomas severos.
Luego examinaron:
- Qué tanto mejoraban sus síntomas tras el EMDR.
- Si la cantidad de sesiones influía en la mejoría.
- Cuántas completaban el tratamiento (la “tasa de finalización”).
- Si había algún factor (como antecedentes de trauma o problemas mentales previos) que predijera el éxito o abandono.
¿Qué encontraron?
Los resultados fueron notablemente positivos:
- 61.8% de las mujeres mostraron una mejora clínicamente relevante, reduciendo al menos 10 puntos en el PCL-5, algo que en la práctica significa dormir mejor, tener menos flashbacks y poder hablar del parto sin romperse.
- No se encontró relación entre el número de sesiones de EMDR y el grado de mejora. Esto sugiere que muchas mujeres se beneficiaron aunque recibieran solo unas pocas sesiones.
- La tasa de finalización fue del 71%. Es decir, casi 3 de cada 4 mujeres completaron el tratamiento, un porcentaje alto considerando que en otros tipos de terapia la deserción puede superar el 30-40%.
- No se detectaron factores que predijeran quién mejoraría o abandonaría. Incluso mujeres con traumas previos o problemas de salud mental se beneficiaron y siguieron el tratamiento sin problemas.
¿Qué significa esto para las madres y el sistema de salud?
Este es el mayor estudio publicado hasta la fecha sobre EMDR para TEPT tras el parto. Aunque tiene limitaciones —no incluyó un grupo de comparación sin EMDR ni un seguimiento a largo plazo—, sus resultados son prometedores.
Significa que el EMDR:
- 🌱 Puede ser una herramienta eficaz y accesible para tratar el trauma obstétrico, sin importar si la madre tiene antecedentes de trauma o problemas emocionales previos.
- 🍼 Ofrece una vía para sanar el vínculo con el bebé. Al reducir la angustia y los recuerdos intrusivos, permite a la madre estar más presente y disfrutar de su maternidad.
- ⚕ Podría integrarse en servicios de salud materna, entrenando a psicólogos en hospitales obstétricos para detectar y tratar tempranamente estos casos.
Dar voz a las experiencias silenciosas
Lo más importante de investigaciones como esta es que ayudan a visibilizar un problema muchas veces invisibilizado. La sociedad espera que la maternidad sea automáticamente un momento de gozo, lo que puede dejar a estas madres sintiéndose culpables, incomprendidas o avergonzadas por no “estar felices”.
El EMDR les ofrece no solo alivio, sino también validación: lo que vivieron fue difícil y merece atención, compasión y tratamiento.
El poder de pedir ayuda
Si tú o alguien que conoces ha tenido un parto difícil y sigue sintiendo ansiedad, evitación o reviviendo los peores momentos una y otra vez, no hay que resignarse a vivir así. Hablar con un profesional de salud mental formado en trauma, y considerar terapias como EMDR, puede marcar un antes y un después.
“Antes, solo con pensar en el parto me ponía a temblar. Ahora puedo recordar lo que pasó sin sentir que estoy ahí otra vez. Puedo mirar a mi hijo sin esa nube negra encima.”
Una mirada hacia el futuro
Aún quedan preguntas por responder: ¿cuánto duran los beneficios del EMDR a lo largo de los años? ¿Cómo se compara con otras terapias? ¿Podría incluso prevenir problemas emocionales en futuras gestaciones?
Pero lo que este estudio irlandés deja claro es que la salud mental materna importa, y el trauma obstétrico merece ser tratado con la misma seriedad que cualquier otra complicación del parto. El EMDR se perfila como un aliado importante para lograrlo.
Referencia del estudio: Doherty et al., 2025, publicado en Frontiers in Global Women’s Health.