¿Qué es la terapia EMDR y cómo funciona?
EMDR son las siglas en inglés de Desensibilización y Reprocesamiento por Movimiento Ocular, una forma de psicoterapia desarrollada a finales de los años 1980 por Francine Shapiro. Su objetivo es ayudar al cerebro a “desatascar” y procesar recuerdos traumáticos que quedaron sin resolverse, reduciendo la intensidad emocional negativa asociada a esas memorias. A diferencia de la terapia convencional basada solo en la conversación, EMDR incorpora estimulación bilateral (como movimientos oculares de lado a lado, golpes suaves con las manos o tonos auditivos alternos) mientras el paciente se concentra en aspectos de una memoria traumática.

Cómo sobrevivir al tabú emocional del desamor hacia el padre y encontrar un espacio interno de libertad
¿Y si no le quiero? ¿Y si no le he querido nunca?
Estas preguntas, difíciles de pronunciar, suelen llegar en voz baja a las sesiones de terapia, casi como si fueran confesiones de un crimen. Quien las dice, a menudo lo hace mirando al suelo, tragando saliva, con miedo al juicio. Porque decir "no quiero a mi padre" parece más peligroso que admitir cualquier otro pensamiento. Socialmente, no hay espacio para el hijo o la hija que no siente amor por su padre. No lo hay en los relatos familiares, ni en los brindis de Navidad, ni en las películas, ni siquiera en muchas terapias si no hay escucha cuidadosa.

Respirar. Una acción tan cotidiana, tan simple, tan automática que rara vez nos detenemos a pensar en ella. Es, literalmente, lo primero que hacemos al nacer y lo último al morir. En cada inspiración hay vida, y en cada espiración, una pequeña rendición. Sin embargo, para millones de personas en el mundo, respirar no siempre es fácil. A veces, el aire no entra. A veces, el cuerpo se tensa. Y a veces, el miedo aparece.
Hoy vamos a hablar de lo que ocurre cuando la respiración se convierte en angustia. De cómo el cuerpo y la mente entran en una danza compleja en los episodios de asma. Y sobre todo, de esa frontera difusa y poderosa entre el broncoespasmo y la ansiedad: un terreno en el que se entrelazan la biología, la emoción y la historia de cada persona.

¿Puede una notificación de WhatsApp generar el mismo tipo de compulsión que una raya de cocaína? ¿Y si el scrolling infinito en TikTok, el correo revisado cada cinco minutos o el zumbido de una notificación fueran versiones modernas de una adicción más antigua, más peligrosa y más conocida?
Aunque estas comparaciones puedan parecer exageradas, la neurociencia dice lo contrario. Y no para escandalizar, sino para entender lo que realmente ocurre en nuestro cerebro cuando nos volvemos dependientes de algo, sea polvo blanco o luz azul. En este artículo nos adentraremos en el fascinante (y a veces inquietante) paralelismo entre la adicción a sustancias como la cocaína y la adicción conductual a las pantallas. Hablaremos de dopamina, de diseño digital, de nuestra biología ancestral enfrentada a estímulos modernos… y de cómo empezar a salir del bucle.

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